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THE PATHFINDER

(EL EXPLORADOR)



 

NO. 284.17



 

VENGA A NOSOTROS TU REINO

HAGASE “NUESTRA” VOLUNTAD

Algunos no esperarían

 

Venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo así también en la tierra.

San Mateo 6:10



 

Que versículo tan común de la oración del Señor que todo miembro de cada iglesia lo sabe de memoria. ¿Pero realmente saben lo que quiere decir? ¿Y realmente saben lo que están diciendo? Vamos a ver.

A través de las escrituras el pensamiento del Reino de Dios ha sido muy prominente. A Dios se le describe como Rey del universo, y con la excepción del hombre, la mayoría de Su creación se la ve que es leal a Su gobierno. Un área en donde los hombres han echado a un lado su lealtad ha sido en construir el Reino. Si por un diseño calculado, o por la naturaleza carnal instintiva, engañados por un espíritu mentiroso, o por cualquier otro motivo, cada vez que intentaron establecer el Reino de Dios no tuvieron ningún éxito. Claro está, que esto no es nada nuevo, lleva pasando desde el día infame en el Jardín debajo del árbol del razonamiento humano.

A lo largo de todas estas edades pasadas del pecado y de la muerte, Dios ha hecho muchas promesas concerniente a las bendiciones del Reino donde y por el cual todas las cosas perdidas serán restauradas. Muchos corazones de aquellos que han estado en harmonía con Dios se han regocijado en esas promesas. Sin embargo, no ha sido inusual para algunos el ser impacientes y no poder esperar el tiempo de Dios para revelar Su Reino el cual va a ser visto por todos .Esta es la razón por la cual se han encargo ellos mismos y por su propios esfuerzos, el construir un Reino del cual no saben nada, solo saben aquello que han leído al respecto.

Tales aventuras han fracasado, y continuarán fracasando. Estos fracasos, sin embargo no desalentarán a aquellos que tienen fe en las promesas de Dios. Estos saben que en su momento esto dará su fruto en su totalidad. No puede ser de otra manera. Pues la semilla viva fue plantada de y por Jesús Mismo, y a su debido tiempo de crecimiento todas las promesas gloriosas que El hizo con respecto a Su Reino serán cumplidas. Todas las bendiciones aseguradas hacia toda la humanidad serán conocidas.

¡Qué maravilloso! No habrá final al crecimiento de Su gobierno y últimamente, Su gloria llenará toda la tierra., al igual que las aguas cubren el mar. Nada será olvidado ni ignorado por Su gloria. Nadie tendrá necesidad de nada según son sumergidos en Su bondad rebosante y Su gracia que transforma la cual a veces, viene como fuego. Doloroso para el hombre carnal y egoísta, pero últimamente para su bien.

Las leyes de Dios, que son justas, santas y buenas serán respetadas por toda criatura dado a que el Espíritu de vida morará en ellos. Les fue imposible a los dos primeros al hombre y la mujer, el cumplir Su ley divina; pues no estaban viviendo bajo la ley de vida (Jesús todavía no había sido dado). Vivían por la ley de la mente carnal la cual solo podría traer muerte. Por lo tanto, la muerte vino a todos y Adán fue el líder.

El espíritu de la serpiente inspiró la mente carnal de nuestros primeros padres, tentándoles de una forma religiosa a ser como Dios. Actuando de acuerdo a las palabras del padre de mentiras que se les apareció como un ángel de luz, murieron miles de muertes en su fortaleza frágil religiosa la cual ellos construyeron con la esperanza de protegerse de ser examinados, es decir, hojas de higuera que es lo que esto significa. En otras palabras, las prácticas religiosas exteriores de reglamentos, doctrinas, dogmas, rituales, y especialmente sumisión a las cabezas del clérigo de sus religiones estructuradas.

Abandonándose a la tentación, Adán y Eva se lanzaron a sí mismos y a todo ser vivo a una irreversible travesía de la muerte, de este modo la tierra se convirtió en un desierto sin vida. Isaías habló de esto cuando dijo que ellos”……..Que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel “Isaías 14:17. La profundidad de las invenciones de la mente carnal del hombre vino a ser insondable, trayendo así calamidades al mundo las cuales uno no podría imaginarse. Por supuesto, que el padre de mentiras nunca suelta su poder que tiene sobre las mentes religiosas de los hombres los cuales todavía dicen, Yo seré como Dios, Yo construiré un reino, una ciudad, una torre que llegue al cielo. Y esa pequeña serpiente en el árbol de la mente de los hombres ha crecido como un grande dragón rojo, el cual arrastra a la gente de mente carnal religiosa de los cielos a la tierra.

¡Pero gloria a Dios! Tenemos a Jesús, el Ultimo Adán, el resucitado Hijo del Dios viviente. El no es como el primer Adán, el cual siendo el líder sobre todo ser vivo trajo esa muerte a todos. Jesús, el Ultimo Adán, el último líder de todo tiene la palabra final y dominio. Jesús revierte y da vida a TODO aquello que el primero mató

Jesús, el Ultimo Hombre está deshaciendo y continuará deshaciendo lo que el primer hombre impuso a toda la creación. El libertará al mundo de ese pecado y de la muerte. No fallará. Conseguirá aquello a lo que fue mandado a hacer, trayendo vida a todos aquellos que murieron. Así como ninguno pudo escaparse de la sentencia de muerte que trajo el primer Adán, ninguno puede escaparse de la sentencia de vida que trae el último Adán ¿Puede un bebé decir, “Yo escojo no nacer,” y pasará así? ¡Claro que no! Y tampoco una persona puede decir, “Me niego a nacer de nuevo y de ser libertado de la esclavitud de la muerte” El que él o ella se nieguen no conseguirán que esto pase. Cuando el tiempo le llega a una persona el nacer en el natural o en el espiritual así será hecho., pues es Dios el que hace que todas las cosas funcionen según el designio de su voluntad, según podemos leer en Efesios 1:11 y es Dios” El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” 1 Timoteo 2:4.

¡NO ES EL HOMBRE el que hace que todas las cosas funcionen según el designio de su voluntad débil SINO DIOS! Y esto incluye el nacimiento de uno.

Que promesa tan maravillosa la cual hace que la creación se ponga de puntillas mientras esperan la manifestación de los Hijos de Dios. Parece que Pablo sabía algo sobre esto. El escribe en Romanos 8:19, “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los Hijos de Dios”

Siempre ha sido el propósito de Jesús el buscar y salvar aquello que estaba perdido. El propósito grande de Dios ha sido siempre el de libertar a toda la creación que gime a una, de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los Hijos de Dios (Romanos 8:19-22) y esa libertad es el privilegio no tan solo de estar formados por Dios, sino de ser “nacidos” de Dios.

 Qué maravillosos son todos los caminos de Sus propósitos Celestiales, van más allá de nuestro entendimiento carnal, pero el gran Pastor Mismo va detrás de las ovejas perdidas, cada una de ellas. Dejando a las noventa y nueve en sus pastos cómodos, a que pasten por un rato, requiriendo nada de ellas, así El puede ir detrás de aquellas que están perdidas.

Recordemos aquel tiempo en el que El entró en el mundo de la muerte, lo cual tomó lugar en su concepción y después en Su nacimiento en Belén. El ejecito del cielo que fue enviado para que estuviera ahí estaba contentísimo de lo que estaba pasando en ese lugar. Algunos de ellos alabaron y glorificaron a Dios. .Uno de ellos inclusive dio un mensaje de buena voluntad y esperanza a todo el mundo diciendo: “No temáis porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo. Lucas 2:10. Por favor noten, que las “Nuevas de gran gozo” no fueran dadas a un puñado pequeño de personas, sino ¡A TODO EL PUEBLO!

Qué paciencia tuvo nuestro Señor entonces y ahora en querer buscar y salvar al hombre caído. El siempre ha sabido para lo que fue enviado ----PARA SER EL SALVADOR DEL MUNDO. El ha sabido el final desde el principio. Estamos seguros de que El nunca se ha sentido desanimado, ni pensado que su misión misericordiosa de salvar aquello que se ha perdido estuviera en riesgo.

Mientras mantenemos el ritmo de Su propósito, somos motivados por el mismo intenso deseo abrasador de su Espíritu cuando él vio las multitudes. Eran “como ovejas sin pastor “. Mateo 9:36. Tuvo compasión de ellas,” y recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Mateo 9:35. A los únicos que acusó fue a los religiosos escribas y a los fariseos. . Pero tuvo compasión de las personas.

No hay libros que puedan contener todo lo que Jesús hizo y sufrió.; pero si sabemos que antes de derramar su sangre se le saltaron las lágrimas en Betania y lloró sobre Jerusalén. Aunque a menudo se desmallaba y se cansaba El no abandonó su misión. Ni vosotros ni yo tampoco. Según Su llamamiento, el nuestro es también una elección segura. Nosotros, como palabras que proceden de la boca de Dios no volveremos a él con las manos vacías. Lograremos hacer aquello para lo cual fuimos enviados esto es, el reconciliar el mundo, todo el mundo con El. No hay barrera suficientemente fuerte, no fuerza suficientemente poderosa, no hay pared lo suficientemente alta que pueda parar a Jesús y a nosotros de lograr aquello que le complace a nuestro Padre, ni tan siquiera la muerte. Todos prosperaremos en las cosas para las cuales somos enviados. Isaías 55:11¿No son noticias como estas las que nos hacen saltar de alegría? Si, Amén. Toda la alabanza para Dios

Ah, pero, ¿cuál fue el precio de esa victoria?  Nos podemos hacer una pequeña idea del precio en el Jardín de Getsemaní, pero no podemos ni imaginarnos el grado de esa agonía. La pena tan profunda que provocó tal fuerte llanto, lágrimas, y el sudar gotas de sangre ¿quién puede saberlo? Y, ¿puede una lengua humana expresar con palabras indecibles la angustia que fue puesta sobre el hijo del hombre en el Monte del Calvario? Es inconcebible que el Mismo a través del cual todas las cosas fueron hechas y consisten en El, el Mismo que hizo todas las cosas que complacían al Padre es clavado, sin misericordia alguna, en la cruz y miró fijamente a los despiadados soldados, así como a los burladores que le acusaron falsamente. Excepto unos cuantos que estaban ahí que le amaban, todos los demás se unieron para reírse de EL y para ridiculizarle sin darles vergüenza. Todos los que fueron creados en EL antes de la fundación del mundo le humillaron.  Pero como Jesús dijo, “Padre, perdónales pues no saben lo que hacen” Y el Padre les perdonó pues sabemos que el Padre siempre oyó a su Hijo.

Pero que perdida más trágica, que derrota, que vergüenza sintieron todos aquellos que le siguieron. Estaban seguros de que Su Reino no iba a ser tan corto. Estaban seguros de que hubiera ido a destronar al Cesar y derrocar al Imperio Romano. Sin duda, que algunos de ellos habrían tenido puestos en el gabinete de Su nuevo Reino del cual les hablaba con frecuencia. Con seguridad que EL hubiera cumplido con su palabra.

Pero no iba a ser así. Para muchos todo se había acabado. No había más esperanza. Aun así, ellos no sabían que esto era parte de un plan que El tenía que soportar para que ellos y el mundo fueran salvados del pecado y de la muerte. No sabían que Su muerte era necesaria para que Su Reino pudiera comenzar y crecer desde entonces.

Les recuerdo otra vez la parábola de la oveja perdida. El fue detrás de aquella que estaba perdida hasta que la encontró, “Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros, gozoso”. Lucas 15:5.

Hay una cosa de tan dulce fragancia. .Jesús no regañó a la que se extravió. No la amenazó con terrores eternos. Sino que la tomó en sus brazos y la regresó al hogar donde pertenecía. Y así es lo que pasa con la humanidad que se ha descarriado del redil. El Pastor viene a por ellos.” Se le ha metido al Señor, “entre ceja y ceja” el buscar y salvar aquellos que están perdidos, que son TODOS. Y como la parábola nos dice, El no vendrá como un vengador despiadado y lleno de ira, sino como un amigo que se identifica y se compadece de nosotros. --como el Buen Pastor. ¡Qué maravilloso es el amor, la compasión y la entrega de nuestro Señor!

Su compasión hacia las personas era algo anómalo entre los escribas y los fariseos y no les gustaba. Todos los gobernantes santurrones, insensibles, le criticaban. Pero al Señor esto no le afectaba. El continuó siendo El mismo. ---afectuoso, compasivo, bondadoso, comprensivo, y perdonando setenta veces siete si era necesario.

En tres de sus parábolas, es decir, la oveja perdida, la moneda perdida, y el hijo pródigo, hablan de Sus atributos sagrados que claramente serían para la salvación final de la raza humana A través de esos sencillos ejemplos de amor interminable somos capaces de entender algo de la profundidad de la compasión divina y porque es verdad de cómo en el cielo hay alegría cuando un pecador se arrepiente. El ser libertado de la naturaleza adámica, de la pena, y de la muerte es causa de gran regocijo ya sea a este lado del velo, o al otro.

¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia El volverá a tener misericordia de nosotros, sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Miqueas 7:18-19.

Nuestro Creador ha sido siempre compasivo y misericordioso, y continuará siéndolo pues esa es Su naturaleza. Dios demostró su amor profundo hacia el hombre pecador y caído mandando a Su Hijo para salvarle .Puede que no hayamos considerado esto antes; pero Su amor por la humanidad le ha hecho sufrir, sin duda alguna, tanto como aquellos que vivían en el pecado y la muerte. Alguien dijo que “El pecado es más horrible para Dios que para nosotros”. Nuestros sentidos se atenúan, y solo sufrimos por unos pocos años pero Sus sentidos están muy afilados y ha sufrido durante los últimos seis mil años. No le costó nada el darnos bendiciones, pero es infinitamente mucho más duro el no dárnoslas. El pecado le ha costado a Dios durante estos seis mil años más de lo que le costará el colmarnos de bendiciones a través de toda la eternidad.

Pensemos en lo más alto de la divinidad de Dios, Su fortaleza, Su paciencia, y Su determinación, que Le han permitido sobrellevar lo que Su sabiduría y Su previsión dictaban en este gran drama que es la interacción entre el bien y el mal. Además, le permitió administrar la ira, la indignación y la sufrida lucha contra el pecado mientras permitía que Su nombre fuese denigrado, reprochado y malinterpretado por todas las religiones y todos los demonios del mundo. Cambiaron el incorruptible Dios de amor infinito en imágenes del hombre, de pájaros, de bestias, de insectos y, sobre todo, en un torturador eterno.

Aunque ha sido muy incomprendido, Dios se aseguró de dejar claro su enfado e indignación contra el mal. Por otra parte, ha dejado claro que hace llover Sus bendiciones sobre la gente. Pablo dijo que si Dios “…no perdonó la vida a Su propio hijo, sino que nos lo entregó a todos nosotros, ¿cómo no va a darnos también libremente todas las cosas?” (Romanos 8:32). La falta de tiempo y de espacio no nos permite citar todos los testimonios que aparecen en la Biblia sobre el propósito de Dios de bendecir a la humanidad. Se trata de maravillosas, gloriosas, emocionantes promesas de bendiciones que aguardan a Su creación. En ellas espera el triunfante sonido de la felicidad y el placer que el Gran Autor de la creación vivirá en su debido tiempo, y ese tiempo será en el tiempo del Reino de Dios.

Existen muchas y preciadas promesas que Dios adjunta a Su firma, que está escrita con la sangre de Jesús. Estas son algunas de las más reconfortantes:

“…No afligirán ni harán mal en todo mi santo monte”. Isaías 65:25.

“…Será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes…y correrán a él todas las naciones”. Isaías 2:2.

“…Vendrán todos a adorar delante de mí”. Isaías 66:23.

“…Y yo honraré el lugar de mis pies”. Isaías 60:13

Vendrán muchas naciones y dirán: venid, y subamos al monte de Jehová”. Miqueas 4:2.

“…Yo crearé nuevos cielos y nueva tierra”. Isaías 65:17.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron…He aquí Yo hago nuevas todas las cosas”. Apocalipsis 21:4-5.

Millones de personas han perecido a lo largo de los siglos desde que la muerte empezó a reinar, muchas de ellas en circunstancias desgarradoras como la violencia, la enfermedad, las calamidades, las plagas, en campos de batalla, y de inanición. Todas estas personas serán despertadas para conocer el nuevo cielo y la nueva tierra, donde no habrá más pena ni sufrimiento, más lágrimas de muerte. Se conocerá al Señor a lo y ancho del mundo. Una alegría incalculable subirá hasta lo más alto cuando vean por qué han sido llamados desde la muerte, y les han sido dados los privilegios del nuevo Reino. Desde lo más íntimo de su ser subirán las alabanzas hasta lo más alto cuando sepan que han sido comprados a través del sacrificio redentor de Jesucristo. No nos sorprenderá oírles decir, en palabras del profeta, “…Otros señores fuera de Ti se han enseñoreado de nosotros; pero en Ti solamente nos acordaremos de Tu nombre…Y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Isaías 26:13; 65:17.

Algunos No Esperarían

Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará” Habacuc 2:3. Y “…Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. Romanos 8:25.

El reinado del pecado y la muerte a lo largo de los últimos 6.000 años ha sido angustiante, por decirlo de alguna manera. Pero las promesas del Dios y Su Reino han sido tan emocionantes. Muchos han buscado ansiosos una nueva era en la que todo pecado y muerte son vencidos y destruidos para siempre. Muchos de aquellos que conocían estas promesas y creían en ellas se impacientaron, y les resultó difícil esperar al momento oportuno y progresivo de Dios. Intentaron establecer el Reino, pero esto ocurrió de acuerdo a su voluntad y a su manera. Hicieron declaraciones que parecían verdades sólidas y provenientes de Dios, pero fueron mucho menos que esto. Sus palabras no fueron verdades que pudieran construir los cimientos ni ninguna otra parte del Reino de Dios. Eran tan endebles como la arena. No han sido nada estables. Destinadas a la destrucción, nada duradero podía construirse sobre ellas.

Fue solo una ilusión, como mucho, que pudieran establecer el Reino, dado que habían malinterpretado las promesas, y lo que el Reino de Dios realmente es y cómo se establece. Este error ha llevado a algunos a declarar que el Reino de Dios ya está completamente establecido, aunque no exista ninguna indicación de ello. Nada de esto es nuevo.

La impaciencia y los intentos de construir el Reino de Dios se daban hasta en la primera iglesia. Pablo escribió en 1 Corintios 4:8 que, por lo visto, algunas personas en esa congregación aseguraban que ellos habían establecido el Reino. Dijo, “Ahora estáis llenos, ahora sois ricos, habéis reinado como reyes sin nosotros…” Por supuesto que Pablo no se creía que aquellos sobre los que escribía estaban reinando. Esto queda claro en el mismo versículo, donde termina su amonestación de la siguiente manera: “…¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos juntamente con vosotros!”

El hermano J. Preston Eby escribió sobre estas cosas en uno de sus artículos:

En ninguna parte de las escrituras se nos instruye que “construyamos” el Reino. Se nos dice que podemos “ver” el Reino, “entrar” en el Reino, “recibir” el Reino, “heredar” el reino, y “proclamar” el Reino, pero nunca construirlo. ¿Cuál es la diferencia? Es básica y profunda. Porque si hemos de construir el Reino, entonces se trata de algo al que damos vida, algo que producimos. Es una estructura que requiere nuestro esfuerzo para alzarla. Es una institución que exige nuestro ingenio y trabajo para establecerse. Sin embargo, el Reino ES. Ya existe; es una realidad en el presente, porque fue preparado para nosotros antes de la fundación del mundo (Mateo 25:34). Las personas que intentan construir el Reino siempre fracasan porque están intentando hacer algo imposible de realizar. Sí, ¡se puede incrementar el Reino! Pero se trata de un incremento de vida, no de esfuerzo. Puedes construir una casa, pero no puedes construir un árbol o una fruta. Las cosas construidas lo son gracias a un poder externo; no contienen vida. Pero las cosas que crecen lo hacen gracias a una vida interna inherente, and no pueden ser construidas. El incremento y la manifestación del Reino no es un esfuerzo del hombre, sino de la vida. Por eso el Reino de Dios está dentro de ti. Es la vida del Espíritu sacando a la superficie la imagen y la gloria de Dios en las vidas y las actividades de la humanidad. Jesús habló de aquellos que eran “discípulos” del Reino, “guardianes” del Reino, “escribanos” del Reino, “instructores” del Reino, y “heraldos” del Reino. ¡Pero no hay “constructores” del Reino!”

Muchos de los que han vislumbrado algo de las promesas y la gloria del Reino de Dios han tenido dificultades para mantener sus esfuerzos dentro del Espíritu y cooperar con Dios para bendecir a la humanidad y a las naciones con los beneficios y los poderes del Reino. El resultado de su malinterpretación de cómo funciona el Reino se manifiesta una y otra vez en los esfuerzos carnales e infructuosos para “establecer” o “construir” un Reino externo y visible. Aunque algunos individuos y pequeños grupos de santos en los primeros días de la Iglesia hacían declaraciones sobre el “establecimiento” del Reino en su día, esta idea no prosperó realmente hasta los tiempos del emperador Constantino. Hasta entonces, los cristianos eran perseguidos por los emperadores romanos y carecían de cualquier reconocimiento entre los reinos de este mundo. El evangelio era odiado y rechazado por un mundo pagano e incrédulo. Esto significa que aquellos que aceptaban el nombre de Cristo sufrían con El por su adhesión a Su causa.”

Este panorama de persecución y ostracismo al conjunto general de cristianos profesos por parte de los reinos del mundo cambió de pronto por obra de Constantino, quien se declaró cristiano converso. En el año 313 d.C., este emperador firmó un decreto que decía en parte, “De ahora en adelante, y en absoluta y perfecta libertad, cualquier persona que decida practicar la religión cristiana podrá hacerlo sin impedimento alguno”. ¡Cuál sería la reacción de los cristianos al leer estas líneas y darse cuenta de las implicaciones de este cambio de actitud por parte de los gobiernos terrenales! Tras diez años de la persecución más implacable, ahora eran libres de reunirse, cantar, orar y leer sus escrituras a cielo abierto en cualquier lugar y a cualquier hora.”

Este fue el primero de otros favores que disfrutarían en breve. Los historiadores escriben que “Constantino ordenó que los fondos estatales fueran destinados a reconstruir sus iglesias, destrozadas durante la persecución anterior. Donó hectáreas de terrenos, construyó nuevas iglesias donde fueran necesitadas en oriente u occidente, estructuras magníficas y costosas.  Los ministros cristianos fueron exentos de pagar impuestos, y se convirtieron en oficiales que representaban al gobierno. Incluso aquellos que no eran miembros del clero se vieron favorecidos en los nombramientos políticos. Hubo regalos y privilegios a mansalva. Se emitieron decretos alentando al público a abandonar sus “supersticiones antiguas” y aceptar “la verdad”.  El Estado proporcionó copias caras y completas de las escrituras a los cristianos, para reemplazar aquellas que habían sido destruidas por los perseguidores anteriores. ¿Podían o debían rechazar estos maravillosos favores que les llovían? ¿Debían rechazar la maravillosa oportunidad de proclamar el evangelio del Hijo de Dios a las multitudes que iban emergiendo gracias al favor gubernamental hacia la iglesia? ¿Debían dejar de regocijarse porque de golpe, grandes cantidades de personas habían visto la luz?”

La iglesia había soportado una persecución implacable y mortal. Ahora la situación se había invertido, y la iglesia disfrutaba de los favores del Estado. ¿Podrían sobrellevar la prosperidad? ¿Qué debían pensar sobre este nuevo desarrollo en la experiencia cristiana? ¿Cómo debían vislumbrar el futuro? Por lo visto, ¡el gran y repentino alivio que supuso el fin de la persecución tuvo el efecto deseado por Satanás, dado que las crónicas históricas nos muestran que el gran cuerpo de cristianos profesos de esa época llegaró a la conclusión de que la espera para ver el Reino de Dios había terminado! Al relatarlo, un escritor histórico dijo, “Cuando fue aliviada su persecución, y se vieron cubiertos de honor tras ser considerados la escoria del mundo durante tanto tiempo, se proclamó enseguida que el Reino de Dios había llegado. El Milenio había comenzado. El emperador era el favorito visible de Dios, el predestinado a derrocar los poderes del mal (¡con la espada, por supuesto!).”

Tras la sesión del Consejo de Nicea en el año 325, Constantino organizó un gran banquete. El historiador Eusebio, un obispo invitado a la fiesta, nos lo describe así: “Los actos fueron de lo más sublime. Los soldados de la escolta del emperador se erguían ante la puerta del palacio con las espadas desenfundadas. Los hombres de Dios, más de 300 obispos, algunos de ellos mostrando sobre sus cuerpos las marcas de la última persecución, pasaron junto a ellos orgullosamente para entrar en el palacio. Algunos compartieron mesa con el emperador. Cualquiera podría concluir que estaba viendo una imagen del mismo Reino de Dios.”

Después de esto, y entre disputas internas violentas, la iglesia nominal se multiplicó, dado que el Estado le seguía siendo amigable y los hijos de Constantino fueron más allá que su padre. No solo favorecieron el sistema eclesiástico, ¡sino que persiguieron el paganismo! Los seguidores profesos del Maestro no tardaron en hacerse a la idea, y con aún más fervor que el manifestado por el brazo fuerte del Estado. Ellos, como tantos otros que no estaban dispuestos a esperar el tiempo ni la manera de Dios para ejercer los poderes del Reino, tomaron la justicia por su mano. Cristianos profesos destruyeron templos paganos, hicieron añicos sus ídolos, quemaron bibliotecas y masacraron a sus sacerdotes. No había manera de pararlos, tan feroces era su fe y su fervor por el supuesto Reino de Dios.”

Sin embargo, la mente carnal seguía siendo “el dios de este mundo”. Mientras la iglesia profesa en conjunto se volcó en estas parrandas ligadas al establecimiento del falso reino del Señor, hubo unos pocos seguidores reales del Maestro que no compartían este punto de vista y, por lo tanto, no participaron en estas actividades poco cristianas. El historiador se refiere a ellos así: “Algunos de esa época se sintieron asqueados con el orgullo y la arrogancia del clero, y aspiraron a la simplicidad espiritual, oponiéndose a la moda general. Sin embargo, el único resultado fue que se les calificó de infames”. Por lo visto, este pequeño grupo de feligreses del cuerpo de Cristo fueron acusados de estar en contra del Reino, y esto sigue siendo cierto para algunas personas hoy en día. Cuando Satanás ofreció los reinos del mundo al Señor, éste los rechazó, optando por seguir el camino de la cruz y la vida del Espíritu, a la vez que cumplía los planes del Padre que deben preceder al día en que todos los reinos de este mundo se conviertan en reinos del nuestro Señor y Su Cristo. Pero lo que el Hijo del Hombre rechazó, la iglesia nominal aceptó siglos más tarde, e instaló un obispo romano a su cabeza quien, en nombre de Dios, recibió el liderazgo de los reinos de este mundo. La gran ramera religiosa había nacido, cabalgando sobre la bestia. A partir de ese momento, pobre de aquellos que se atrevieran a estar en contra del reino.”

Sin embargo, estos esfuerzos fallidos por establecer el Reino no se limitaron al gran cuerpo de cristianos profesos que finalmente se unieron al sistema católico-romano estatal y eclesiástico. Cuando surgió el movimiento protestante, Satanás seguía activo tanto en grupos grandes como pequeños del protestantismo que, casi sin excepción, han caído presos de este golpe maestro del engaño. Al separarse de Roma, los protestantes no llegaron a escapar completamente de la dañina sombra del reino no autorizado. Incluso hoy en día, la mayor parte de los cristianos profesos confunden el actual sistema de la iglesia con el Reino, y cuando se cumplen sus sueños o sus actividades parecen ser bendecidas y aplaudidas por gente en las altas esferas, se piensan que el Reino de Dios debe haber llegado”’—Fin de la cita.

La historia nos ha demostrado que los hombres, repetidamente, han intentado levantar el Reino de Dios por sus propios esfuerzos. No importa porque motivo, decidieron hacer algo al respecto.  Algunos de ellos eran embaucadores; sabían perfectamente lo que estaban haciendo, mientras que otros supusieron que eran especiales emisarios de Dios y estaban haciendo aquello para lo cual fueron llamados.  Algunas de sus afirmaciones se pasaron de la raya. El Anabaptista Merchoir Hofman fue un alemán que aseguraba que Dios le había dicho que la ciudad de Estrasburgo había sido escogida para ser la Nueva Jerusalén.  Proclamaba en alto y muy claro en las iglesias y en las calles, que 1532 sería la fecha en la que el Reino de Dios estaría totalmente operativo.  También decía que cualquier persona que se opusiera a este divino Reino sería rápidamente destruida.  Pero como tantos otros que vinieron antes de él, su palabra también se demostró que era mentira, y pago un alto precio por ello.  Pasó diez años en la prisión por causa de su locura.

Fue durante este tiempo que otros empezaron hacer lo mismo pero de una manera más contundente. Se congregaron en Münster, Alemania, echaron al alcalde y al obispo, y tomaron la ciudad en 1534.  Eran también Anabaptistas y su líder era John de Leiden. Esto fue conocido como la Rebelión Münster. Todos los adultos de la ciudad que se negaban a ser bautizados por ellos los echaban a la fuerza.  Las noticias del Reino en Münster se difundió rápidamente, llegando a los Cristianos perseguidos, y muchos acudieron en masa a este maravilloso refugio.

Reclamaron sus derechos a todas las pertenencias, quemaron todos los libros excepto la Biblia, y llamaron a Münster la “Nueva Jerusalén”.  John de Leiden creía que lideraría a los elegidos, y desde Münster dominaría al mundo entero con la espada y lo purificaría de toda maldad.  Esto sería la preparación para la llegada de la Segunda venida de Cristo.  Esto sería el principio de lo que es llamado el Milenio.  Llegaron hasta el punto de requerir a todos los ciudadanos que estuvieran desnudos como preparación para la Segunda Venida.

Sin embargo, su “reino” no duró mucho.  Un año más tarde en 1535 una armada sitió la ciudad.  El líder estaba tan seguro de que Dios estaba de su lado que salió por la puerta de la ciudad para enfrentarse a la armada que sitiaba la ciudad, con veinte hombres cuidadosamente seleccionados y mientras esperaba la victoria perecieron muy rápidamente.  Pensó que los mensajes especiales de Dios recibidos a través de Sus profetas, no eran aplicables a él.

Surgió un nuevo líder. Soportaron un asedio de seis meses y cuando la armada que sitiaba la ciudad logró entrar en ella, el Reino de Dios en Münster pereció en el fuego y sangre y todos los habitantes fallecieron.  Los Anabaptistas a los que no mataron en ese momento fueron torturados hasta la muerte, sus cuerpos fueron exhibidos en cestos de metal los cuales pueden todavía verse colgados de la Torre de San Lamberto.  Esto fue el Reino de Dios en Münster, Alemania.

Otro constructor del “reino de Dios” más reciente fue John Alexander Dowie (5/25/1847 – 3/9/1907)

John Alexander Dowie quien al inicio de un nuevo día fundó las dos, la Iglesia Católica Apostólica Cristiana y la ciudad de Sión, Illinois como una teocracia encabezada por el mismo como “Elías el Restaurador”. Dowie gobernó la comunidad teocrática severamente y organizó el partido Teocrático, un partido político para competir con los partidos republicanos y demócratas para control de la nación. Este partido concurrió a las elecciones en Chicago y en Sión City, Illinois  Como representantes del Reino de Dios en la tierra.  En el momento en que sufrió una embolia y parálisis, estaba en el proceso de establecer ciudades teocráticas en varias partes del mundo y propuso comprar a los turcos la ciudad entera de Jerusalén y convertirla en una ciudad cristiana teocrática la sede de un reino teocrático, en preparación para la venida de Jesucristo.”

Dr. Dowie fue uno de tantos “constructores del reino”, que imaginaban que podrían “construir” el Reino de Dios en la tierra.  El resultado de esto fue el no reconocer la verdad profunda y maravillosa proclamada por Jesús cuando dijo ”el reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomo y planto en su campo, la cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de todas las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas” (Mateo 13:31-32).  El Reino no es como si fuera una casa, una institución, o un gobierno para ser construido; es una semilla la cual es plantada y por el espontaneo proceso de germinación y crecimiento, llega a ser a través del poder de una vida que mora en nuestro interior la expresión y reinado de Dios en nuestra tierra.  No se trata del esfuerzo ni trabajo del hombre, ley, ni política, sino que es el trabajo soberano de Dios, por el poder del Espíritu Santo dentro y a través de aquellos hombres que se rinden a El”

¿Qué propósito es el de Dios Padre el llevarnos a ser sus hijos?  Muchos nos van a presentar las escrituras y dirán que estamos siendo perfeccionados y llevados a la plenitud de Dios para poder así gobernar y reinar con Cristo cuando este establezca Su Reino en la tierra.  No diré que estoy en desacuerdo con esta enseñanza excepto recalcar que el Reino de Dios ya Cristo lo ha establecido en la tierra.  El “hombre” que planto “el grano de la semilla de mostaza” el cual es el Reino en su inicio no fue otro sino nuestro Señor Jesucristo.  Pero tenemos que tener muy claro lo que significa gobernar y reinar con Cristo.  La idea de que el Reino de Dios va a ser establecido en la tierra según el patrón del reino de los hombres, y que los elegidos de Dios van a ejercer posiciones exteriores de poder gubernamental y político dentro de su jerarquía es el mismo error carnal que cometió el pueblo de Israel cuando Jesús vino y se presento entre ellos.  El resultado de esto fue que no le reconocieron, no supieron quien era.  ¿Cómo reinaremos con Cristo entonces?

Lo primero que tenemos que tener muy claro es que el poder del Reino de Dios no es un poder político------es un poder espiritual.  “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios” (Mateo 12:28). El Reino de Dios es el dominio donde su poder de salvación y transformación derrota toda oposición, echa abajo toda ciudad fortificada, cambia todo aquello contrario a la naturaleza de Dios, mente y voluntad, y trae al hombre a que voluntariamente se someta a la autoridad de Dios.  Donde la naturaleza de Dios y la mente de Cristo han conquistado poderosamente el estado de las cosas, esto es llamado el Reino de Dios.  Donde los corazones son cambiados, donde el pecado y el error y la oscuridad han sido derrotados, donde la verdad y la justicia crecen, donde la voluntad y los caminos de Dios se hacen realidad y vida en un grupo de personas elegidas, donde la mente de Cristo reina juntamente con la mente de Dios --- ahí es donde el Reino de Dios ha llegado y está creciendo.  En el Reino, Dios ya no reina sobre vosotros con soberanía, sino que la vida, mente, corazón, naturaleza, poder, sabiduría, conocimiento, y la voluntad de Dios está entrando en vosotros, llegando a ser vuestra propia realidad.  .Qué fácil es ver que esto no fue lo que paso en los días del Emperador Constantino.  El Reino de Dios es el poder de transformar.  Sus ciudadanos son gente santa.  Sus reyes y sacerdotes son justos, sabios, y poderosos a través de Dios.

Vuelvo a repetir---------no hay mayor verdad que nuestro Reino es un Reino espiritual, nuestro Rey es un Rey espiritual, sus ciudadanos son gente espiritual, su ministerio es un ministerio espiritual, su autoridad es una autoridad espiritual, su dominio es un dominio espiritual, sus leyes son leyes espirituales, sus armas sor armas espirituales, su sacerdocio es un sacerdocio espiritual, su soberanía es una soberanía espiritual, su poder es un poder espiritual, y sus gobernantes solo gobiernan por el Espíritu.  ¡Gloria a Dios!  Toda alabanza para Dios y su maravilloso nombre.  Uno no “construye” este reino, como tampoco se ejercita ningún tipo de poder político para así hacer crecer su causa.  EL REINO DEBE DE SER DEMOSTRADO Y MINISTRADO EN LA AUTORIDAD Y PODER DEL ESPIRITU SANTO.  “ESTO, AMIGO MIO, ES EL PODER Y LA GLORIA DEL REINO DE DIOS.”  Fin de la cita de Preston Eby.

Las escrituras son muy claras referente al Reino.  Es por el poder divino de Dios que Su Reino viene y es establecido, y no por la voluntad ni esfuerzos carnales del hombre.  También está claro que el sistema organizado en la iglesia por el hombre opera en la carne, y desde luego no será a través de aquellos dentro del sistema que el glorioso Reino de Dios se construirá o crecerá como una semilla hasta su gloria final.

Vivimos tiempos de gran tumulto.  Las naciones del mundo entero se tambalean ante nuestros ojos, quizás en preparación para el Reino.  Pero esto no es una señal o una orden de que debamos anunciar que el Reino está completamente establecido en la tierra, y desde luego no es un indicador de que debamos intentar construirlo.  Lo que debemos hacer es aguardar, y seguir esperando, la consumación de lo que Dios está haciendo en la tierra y en el cielo. Entendamos que de ninguna manera debemos realizar las locuras que tantos otros cometieron en el pasado.  Por supuesto que podemos orar tal como Jesús nos enseñó.  Pero no de esta manera: ¡Venga a nosotros Tu reino, hágase NUESTRA voluntad!

Elwin R. Roach

 

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